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El glorioso Ascenso

El 23 de mayo quedará grabado a fuego en la piel y en los corazones albos. Como aquel 14 de octubre de 1972 en la cancha de Huracán, tras la victoria ante Excursionistas por 1 a 0 con un gol marcado por Benítez para tener el orgullo de jugar en primera, durante ocho temporadas.

Lo más maravilloso que entrega esta historia de felicidad es la presencia de un protagonista: José "Pepe" Romero. En aquel entonces, un importante baluarte del equipo. Hoy, su técnico ganador.

Los hinchas de All Boys coparon cada uno de los lugares asignados y cantaron loas al cielo en busca del milagro. No pararon un solo minuto de cantar y de blandir sus banderas. Incluso, desplegaron un trapo que tapó todo el sector.

El equipo de Floresta tuvo temperamento desde el inicio del partido. No se dejó amilanar por el entorno, y no dejó que Central se lo llevara por delante. A los 6 minutos, Vieytes pegó el primer cachetazo. Un saque lateral de Vella desde el costado del área no fue rechazado y el zurdito,de media vuelta, la puso por encima de Galídez, que alcanzó a tocarla pero se le escurrió como un jabón en la bañera.

Central era un manojo de nervios. Aquel "Vamos los pibes", himno del ciclo de Cuffaro Russo, ya se oye como un canto gregoriano. Ayer, eran más reproches que apoyo. Con esa desesperación, con el murmullo bajando de la tribuna jugaban los chicos, casi sin experiencia, tirados al campo de juego, con Luciano Figueroa siendo apenas un holograma difuso del crack que el fútbol argentino supo ver.

All Boys marcó el segundo sobre el final del primer tiempo, tras un rebote de Galíndez al medio del área para que Campodónico toque de zurda al gol. Todo era éxtasis en una cabecera y todo era desesperación en el resto de la cancha. Madelón metió tres cambios en busca del milagro. Pero no, lo hecho con Gimnasia en la Promoción pasada, no se repitió. Atacó ciego y All Boys defendió con los ojos bien abiertos.

Cambiasso, que en el primer tiempo sacó un cabezazo de García a puro reflejo, casi como el Pato Fillol, transmitió seguridad. Claro, a sus espaldas, 5000 fanáticos atajaban con él. Los centrales no fallaron nunca. Vella, por la derecha corría con las piernas de todos. Fernando Sánchez, el volante central, quitaba y quitaba, empujaba y empujaba. A los 20 llegó la sentencia final, Vella metió un zapatazo a la gloria definitiva y al derrumbe canalla. Pérez García, Matos y Campodónico dejaban la vida.

Ni siquiera los Canaya del Negro Fontanarrosa que llevan en el pecho pudieron revertir la situación. All Boys se plantó como Boogie y de tres tiros fue el dueño de Arroyito.

Después, el carnaval en las tribunas, las lágrimas, el vestuario, y "All Boys se va de la B", pasando por la esquina de Alvarez Jonte y Chivilcoy, y para todo el país. Que lo parió. 

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